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21 de abril de 2021 - Información general

"Gracias por no desfallecer"

Entrevista a David Ramírez, autor de Conviviendo 19 días

David Ramírez, autor del cómic Conviviendo 19 días, comparte su experiencia como familiar de un paciente ingresado con COVID-19 durante la primera ola de la pandemia. Una historia de ternura y superación que ha tenido una vertiente solidaria, con una donación per parte del autor y de la editorial Norma Editorial a la Fundació Amics de l'Hospital del Mar para apoyar la investigación en esta enfermedad. Además, David Ramírez es también el autor del cartel de Sant Jordi de este año y ha colaborado con los microrelatos en las resdes sociales de #SantJordiAlMAR.

- ¿De dónde surge la necesidad de dibujar Conviviendo 19 días?

Pues había estado durante todo 2019 dibujando unas páginas autobiográficas llamadas Tal Cual en las que contaba pequeñas anécdotas del día a día: las luchas nocturnas con mi pareja por hacerse con el nórdico en la cama, perder más tiempo eligiendo qué ver en Netflix que viéndolo, mi adicción al Colacao... cosas cotidianas con las que cualquiera se podía ver reflejado. Como funcionaron muy bien en RRSS (@davidramirezros en Twitter e Instagram), Norma Editorial se animó a editarlo en papel. Y yo me lo había pasado tan bien haciéndolas que mi idea para el siguiente año era seguir con ese tipo de páginas para hacer un segundo volumen. Pero 2020 no fue buen año para hacer planes…

Ivan, mi pareja, trabaja en un CAP. Por lo que estaba en primera línea de fuego en marzo del año pasado, cuando todo empezó a ir cuesta abajo. Acabó enfermando de COVID a la semana de decretarse el confinamiento duro, como muchos de sus compañeros. Cuando eso pasó, dejé de dibujar porque tenía la cabeza a otras cosas, claro. Aunque mi marido no era persona de riesgo ni por edad ni por dolencias previas, al cabo de unos días tuvo que ser ingresado en el Hospital del Mar porque empezaba a tener dificultades respiratorias. Estuvo hospitalizado una semana y pico. Los últimos días en el hospital, cuando ya estaba fuera de peligro y yo más relajado, hablando con él por teléfono le comenté que no sabía qué hacer con las páginas del Tal Cual 2. ¡Muchos de los guiones que tenía preparados para esas páginas cotidianas ahora no tenían sentido! No en la situación de encierro en la que estábamos. No podía hacer gags sobre ir al cine o a un restaurante o yo qué sé, ir a visitar a los suegros, porque nada de eso era posible. Al final fue él el que me dio la idea, al comentarme que porqué no probaba a seguir contando mi cotidianidad. Pero no la de antes, sino la actual: la de estar en medio de una pandemia mundial y con mi pareja enferma de COVID.

Aunque al principio no lo vi claro, cuando me puse a pensar en guiones y dibujar ya no pude parar. Era una manera de estar en contacto el uno con el otro, cada vez que yo acababa una página se la enviaba por whatsapp a Ivan, al hospital, para que se entretuviese aunque fuera medio minuto. Y mirándolo con perspectiva, sobre todo sirvió para entretenerme yo y tener la cabeza ocupada en otras cosas, no solo en ver y leer noticias sobre el coronavirus 24 horas al día.

- ¿Cómo viviste la experiencia de ser el familiar de un paciente con COVID-19, a quien, además, no podías visitar?

Uf, fatal. Una cosa es que los médicos te vayan informando día a día del estado de su paciente y otra cosa es poder verlo con tus propios ojos y quedarte tranquilo. Por suerte, Ivan se llevó el móvil y el cargador con él cuando fue ingresado. Bueno, y aunque no lo hubiera hecho, por lo que sé en muchos hospitales les dejaron tablets a sus pacientes para que pudiesen ver, aunque fuese en la distancia, a sus familiares. La cuestión es que nosotros podíamos escribirnos todos los días, y luego, cuando ya estaba mejor de su disfonía y le habían quitado la máscara de oxígeno, podíamos hablar. Eso hizo más llevadera la separación. De todas maneras, cuando volvió a casa estuvimos varias semanas aún comunicándonos mayoritariamente por teléfono, todavía separados, porque Ivan tenía que guardar la cuarentena y no tenía la voz tan fina como para ponernos a gritar de una habitación a la otra. Recuerdo que hubo un día que puse en Twitter "cuando acabe de dibujar este cómic no pienso volver a dibujar un teléfono móvil en décadas", porque en muchas viñetas la única conexión que hay entre nosotros es esa. Doy gracias a que este desastre haya ocurrido en la época actual, 30 años atrás hubiera sido horrible estar absolutamente incomunicados.

- ¿Qué destacarías de aquellos días, del trato a distancia, de la relación con los sanitarios?

Solo tengo palabras buenas, todos los profesionales (y fueron unos cuantos) que nos llamaron antes, durante y después del ingreso han sido muy amables y atentos.

- ¿Crees que el libro puede aportar alguna cosa a los enfermos y a sus familiares?

Creo que sí, pero claro, ¡qué voy a decir yo! Lo que sí es cierto es que mientras lo publicaba en redes sociales, me comentaron varias veces que, gracias a leer en mi cómic todas las precauciones que tomamos Ivan y yo al convivir en un piso pequeño, pudieron estar un poco más preparados para la situación de tener que convivir ellos con un enfermo de COVID. También sobre ese tema recibí feedback de profesionales de la medicina. Siempre que los mensajes empezaban diciendo que eran médicos me daba un poco de miedo. Pensaba: "ay, ya la he cagado en algún sitio y me van a corregir". Pero no, siempre me agradecían que estuviese haciendo el cómic porque era una muestra perfecta de las precauciones que se tenían que tomar en esa situación.

También mucha gente que se había sentido identificada me escribió cuando lo leyó en redes sociales el año pasado, o cuando lo leyó después editado en papel. Gente que ha pasado la enfermedad y que me ha comentado que leer el cómic les ha ayudado a ver y entender cómo se vivió esa experiencia "desde el otro lado", desde el lado del familiar que espera en casa angustiado sin poder ir a verte. Y también gente, familiares, cónyuges, hijos o padres, que estuvieron o están en la misma situación que yo, y que me han escrito para explicarme que se veían muy identificados con el hecho de tener que separarse de sus seres queridos y no poder hacer nada más que esperar. Esos eran los mensajes más duros, porque a veces la historia de las personas que me escribían no acababa tan bien como la mía, y es entonces cuando me daba cuenta de lo afortunados que habíamos sido nosotros.

- ¿Qué lección crees que se puede extraer de Conviviendo 19 días?

Ostras, no soy muy de aleccionar en mis cómics. Quizá la lección más evidente sea que en una situación como esta debemos agradecer la sanidad pública que tenemos en este país e intentar protegerla y fortalecerla lo máximo posible. Y una lección que no es para los demás, sino que la he aprendido yo haciendo el cómic, es que el público valora mucho la sinceridad. Que si cuentas algo sin miedo a mostrar tus sentimientos, el mensaje va a llegar a más gente.

- Tú y Norma Editorial habéis decidido dedicar una parte de dinero ganado con el libro a la investigación sobre la COVID-19 que hacen el Hospital del Mar y el IMIM. ¿Qué os ha impulsado a hacerlo?

Ivan se sintió tan bien atendido durante su estancia en el Hospital del Mar por parte del personal sanitario (médicos, enfermeros, residentes, celadores, personal de limpieza, ¡todos!) que, cuando ya estaba claro que iban a editar en papel el Conviviendo 19 días, me pidió que una parte de los beneficios fuesen a parar, si era posible, a algún hospital o a algo relacionado con la investigación de la COVID. Se lo comenté a Óscar, el editor de Norma Editorial, y estuvo de acuerdo con la idea. Navegando por internet vi que precisamente en el Hospital del Mar teníais abiertas líneas de investigación sobre la COVID y se podía donar, así que ahí lo tuvimos todos claro: apoyábamos la investigación sobre la enfermedad y, además, era una manera de daros las gracias.

- ¿Qué dirías a la gente que ahora vive la misma situación que vivistéis vosotros?

Que los cuidadores se cuiden y tomen precauciones, y que los pacientes tengan paciencia, porque es una enfermedad muy cabrona y a veces la recuperación va muuuy lenta. Que espero que todo les vaya bien y que ojalá poder escribirle finales felices a todo el mundo.

- ¿Y a los sanitarios que les atienden?

Me gustaría poder decirles que se han ganado un merecido descanso. Por desgracia, tal y como estamos, no lo veo a corto plazo. Pero desde luego que se lo merecen, un buen descanso, un aumento de plantilla y mejores condiciones laborales, se lo merecían ya en condiciones normales, así que imagina ahora. No sé, les diría que gracias por cuidar tan bien de mi marido y de tantos y tantos otros. Gracias por no desfallecer.

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