Tratamiento

El primer paso siempre será plantear sacar el testículo afectado. Esto significa hacer una orquiectomía radical. Es una cirugía sencilla que requiere anestesia raquídea o general, en la que mediante una incisión inguinal se quita todo el testículo y cordón espermático. Normalmente se hace de manera ambulatoria o con un día de ingreso hospitalario. Requiere reposo durante un par de semanas y luego, progresivamente, se puede hacer vida normal.

Siempre que hacemos una orquiectomía se planteará la posibilidad, en el mismo acto quirúrgico, de colocar una prótesis testicular. Las prótesis están hechas de silicona y sólo tienen una función estética. Hay un riesgo muy bajo de que se infecten, lo que obligaría a sacarla. Si el paciente no lo tiene claro en el momento de realizar la orquiectomía, la prótesis se puede poner más adelante.

Una vez sacado el testículo, el mismo es analizado por el servicio de anatomía patológica que nos informará sobre el tipo, tamaño y otras características del tumor. Este análisis requiere, aproximadamente, 3-4 semanas.

En función del tipo y las características del tumor, debemos decidir si es necesario hacer algún tratamiento complementario. Todos los casos de tumor de testículo se discuten en el comité Uro-Oncológico multidisciplinar que está formado por urólogos, oncólogos, radioterapeutas y radiólogos.

En el caso de necesitar un tratamiento complementario tras la orquiectomía se hará quimioterapia. Sólo se planteará cuando haya factores de riesgo en el análisis anatomopatológico del testículo y/o exista enfermedad fuera del testículo. La quimioterapia puede afectar la calidad del semen del testículo sano, es por este motivo que, antes de comenzar cualquier pauta de quimioterapia, se ofrecerá la posibilidad de hacer una crio preservación del semen (congelación) a todos los pacientes interesados.

En algún caso, donde haya afectación de los ganglios abdominales y/o pulmonares, será necesario, después de la quimioterapia, hacer un rescate quirúrgico, es decir, hacer una linfadenectomía retroperitoneal. Esta es una cirugía más compleja que requiere anestesia general con un ingreso hospitalario de 4-5 días. Se puede hacer vía laparoscópica o vía abierta, en función del grado de enfermedad que se tenga que solucionar.