Pruebas y diagnóstico

La exploración física es definitiva en la mayoría de los casos, siendo el más común el hallazgo de un nódulo duro no doloroso en el testículo, independiente del resto de estructuras testiculares (epidídimo y cordón espermático).

Las pruebas que se harán a continuación son:

  • Analítica sanguínea con marcadores tumorales (LDH, BHCG y AFP): algunos tumores testiculares tienen la capacidad de producir ciertas proteínas que podemos medir en la sangre. Nos ayudan a orientar el tipo de tumor y establecer un estadiaje clínico. Además, tienen un valor pronóstico y nos pueden servir para monitorizar respuesta al tratamiento y ayudarnos en el seguimiento de la enfermedad.
  • Ecografía testicular: nos confirmará la sospecha diagnóstica del tumor. También nos dará información sobre el tamaño del tumor y su naturaleza (sólida, sólido quística, hipo o hiperecoico, etc).
  • Resonancia magnética testicular: sólo en casos dudosos donde la ecografía no sea definitiva.
  • Tomografía axial computerizada (TAC) tórax y abdomen: es una prueba de imagen que consiste en el uso de rayos X para obtener imágenes radiográficas del interior del organismo. Siempre se solicita para evaluar si la enfermedad se ha extendido fuera del testículo o a otros órganos.